Me parece una profesión
fascinante en la que se está en continuo aprendizaje. El hecho de enseñar
diferentes lenguas, implica también la enseñanza de diferentes culturas, modos
de ver la realidad... y todo eso lleva a ser una persona más tolerante y más
abierta. Por otro lado, el conomiento de lenguas te permite acceder a una
riqueza cultural increíble tanto literatura, música, arte, cine... como otras
manifestaciones culturales concretas de la lengua que se está estudiando.
Además, el contacto directo con los mismos alumnos te hace reflexionar sobre
las propias ideas implícitas en tu propia cultura y como estas chocan o
conviven con las de la lengua que se está enseñando, haciendote más consciente
de las diferentes realidades.
Otro motivo añadido sería
que en el mundo globalizado, era de la comunicación, donde vivimos se hace
imprescindible esta consciencia de la humanidad como grupo y esta idea
inclusiva de todos en un mismo grupo con diferencias notables (de lengua,
culturales, etc.) pero con una base común mucho más fuerte.
Otro factor por el que me
gusta esta profesión es la necesidad de relacionarme y de comunicarme con
gente, como medio de aprendizaje.
Y, finalmente, se trata
de una tarea dinámica (no hay dos grupos de alumnos iguales), divertida que te
exige nuevas soluciones a los nuevos problemas que te plantean los alumnos en
el día a día, lo que de alguna manera hace que tengas que esforzarte por estar
en continuo aprendizaje.
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