Cada uno de ellos puede
ser adecuado dependiendo del grupo con el que estemos trabajando, tiempo del
que dispongamos, nivel etc. En niveles avanzados y con gran motivación, la
autoevaluación sería un buen método. Para alumnos que se estén iniciando es importante
no desanimarles, por lo que la evaluación aprovechamiento sería ideal. La
evaluación continua sería idónea cuando son cursos de larga duración y hay que
gestionar lo que se va aprendiendo poco a poco. A la hora de determinar el
nivel de un alumno y de colocarle en un determinado nivel, la más apropiada
sería la evaluación formativa. Finalmente, la evaluación sumativa serviría para
estimular al alumno en su aprendizaje, el título sería el objetivo o la meta a
conseguir.
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